Tu oráculo existencial
Tus dudas existenciales sí tienen respuesta.
Para encontrarlas, tienes que dejar de buscar y empezar a permitir:
Permitirte ser tu propio oráculo existencial.
Descubre cómo.
EL TRIP DE HOY - en 10 minutos o menos vamos a explorar:
Cómo sanar la ignorancia existencial
3 permisos para encontrar respuestas existenciales
Cómo ser tu propio oráculo existencial
Cuando necesitas una respuesta, tu impulso automático es buscarla afuera.
Para temas intelectuales, racionales y profesionales, esta estrategia funciona y es productiva.
Funciona porque sabes qué es lo que no sabes (por lo menos una parte).
Y entonces, sales y buscas la respuesta: hablas con un experto, investigas sobre el tema, tomas una clase, lees un libro, etc.
Así estás capacitado a sanar tu ignorancia intelectual: de afuera hacia adentro, acumulando y digiriendo conocimiento externo.
Esta estrategia la empleas el 90% de tu experiencia humana.
Porque el 90% de tu experiencia humana se la dedicas a la inercia intelectual, racional y profesional.
¿Pero qué pasa con el otro 10% de tu experiencia humana que le dedicas a la consciencia existencial?
Como haz perfeccionado tanto la estrategia que usas para sanar tu ignorancia intelectual, naturalmente aplicas la misma para sanar tu ignorancia existencial.
Porque es la que más usas.
Y la que menos trabajo te cuesta emplear.
Ahí está el problema.
Porque para temas existenciales, esta estrategia no funciona ni es productiva.
Porque las reglas existenciales funcionan al revés.
Si entiendes cómo y porqué funcionan las reglas existenciales, las puedes practicar.
Y si las puedes practicar, las puedes dominar.
Y si las puedes dominar, ellas te pueden salvar.
Empecemos por entenderlas.
¿Cómo sanas la ignorancia existencial?
El primer y más importante paso es entender que en materia existencial, no existe la ignorancia.
No existe la ignorancia, porque no existe comparativo alguno.
No existe comparativo alguno porque:
Tú eres la autoridad suprema en tu propia materia existencial.
Tú eres tu oráculo existencial.
Nadie más.
Porque a ti sólo te sirve un camino: el tuyo.
Por eso puedes copiar ejemplos, pero no caminos.
Porque no hubo, hay, ni jamás habrá otro tú con exactamente la misma existencia.
Por eso pensar que alguien más podrá responder tus dudas existenciales es una locura.
Nadie te puede decir:
Cual es tu Gran Para Qué
Cuales son tus valores
Si algo es o no es correcto para ti
Hacia donde dirigirte
Qué hacer con tu vida
Y quien te venda que sí podrá, es un charlatán aprovechándose de tu locura.
Cuidado.
Otras personas te pueden dar ejemplos, metodologías, reflexiones y opiniones pero respuestas, jamás.
¿Porqué, entonces, sigues insistiendo en buscarlas ahí, afuera, con todo y todos los demás?
Porque así estás acostumbrado.
Porque es más fácil.
Y porque es mucho más conveniente:
Te da el beneficio de victimizarte y de no tener que responsabilizarte.
Si nadie te da la respuesta, puedes justificar tu falta de acción y porqué te sientes perdido.
Te consolarás diciéndote: “Nadie me enseñó…”
Si te dan una respuesta y no funciona, puedes justificar tu falta de resultados y porqué te sientes fracasado.
Te consolarás diciéndote: “Me enseñaron mal…”
Y así te vas, columpiándote entre lecturas de tarot, canalizaciones de arcángeles, cafés con amigas, y constelaciones familiares, confundiendo movimiento con avance.
El problema no viene de las fuentes externas.
Finalmente, ellas sí pueden agregar valor.
El problema viene de que al buscar la fuente externa, automáticamente apagas tu fuente interna.
Lo cual te lleva a convenientemente confundir:
Opiniones por respuestas
Información por definición.
Deditos que apuntan por direcciones.
Consejos por hallazgos.
Por eso buscar afuera tiene un costo altísimo:
Manejas tu vida a ciegas y pierdes mucho tiempo perdiéndote.
Para sanarlo tienes que cambiar tu chip y hacerlo todo al revés.
¿Cómo encuentras respuestas existenciales?
Las respuestas existenciales se encuentran adentro, acumulando y digiriendo sabiduría interna.
Irónicamente, para encontrarlas, tienes que dejar de buscar y empezar a permitir.
¿Qué tienes que permitir?
Tres cosas:
Permitir reconocer que ya sabes
Permitir que te hable tu sabiduría
Permitir que te hable tu vida
Empecemos por el primer permiso:
Permiso #1: Permitir reconocer que ya sabes
Para temas existenciales, tienes que hacer lo opuesto a lo que haces con temas intelectuales, racionales o profesionales:
En vez de asumir que no sabes la respuesta, asegura que sí.
Acuérdate que tú eres la autoridad suprema en tu propia materia existencial.
Eres juez y parte.
Por ende siempre sabes y nunca te hará falta nada más para saber.
El switch es automático: cuando dejas de asumir que no sabes, te responsabilizas por sí saber.
Y eso te lleva a descubrir lo que tú ya diste permiso de surgir.
Tu sabiduría.
Lo cuál nos lleva al segundo permiso:
Permiso #2: Permitir que te hable tu sabiduría
Ya que te diste permiso de saber, tienes que lograr escuchar lo que diste permiso de surgir.
Tu verdad.
Tu genio interno.
Tu autoridad nativa.
Tu inteligencia original.
Todo esto lo podemos encapsular en tu sabiduría.
Y tu sabiduría viene de lo que lograste reflexionar, acerca de lo que te permitiste vivir.
Ahora, para escuchar adentro, tienes que callar afuera.
Adopta o descubre la práctica que más te acomode y sirva para practicar la reflexión intuitiva y la contemplación, o sea, jugar Tetris Existencial.
Puede ser meditar, practicar mindfulness, salir a caminar, sentarte en un bosque, darte un baño de vapor, lo que quieras.
Hagas lo que hagas, asegúrate que tu actividad la hagas de manera:
Deliberada: con la intención consciente de introspección
Disciplinada: con un lugar, tiempo y duración definida y estructurada en tu agenda
No-negociable: con confirmación de ejecución a pesar de todo
Pregúntate a ti mismo la respuesta cuantas veces sea necesaria.
Y permite que surja.
Lo cual nos lleva al tercer permiso:
Permiso #3: Permitir que te hable la vida.
Expande tu panorama existencial y observa tu vida.
Pregúntate:
¿Qué me está tratando de decir mi vida?
Dale permiso a la vida de enseñarte, guiarte, instruirte y abrirte los ojos.
Si está fluyendo, normalmente es por ahí, aunque tengas otra preferencia.
Si está bloqueado, normalmente no es por ahí, aunque lo anheles con todo tu ser.
Aprende a observar la gran obra de teatro que produjiste y pregúntate qué estás viendo.
¿Qué escena está ocurriendo?
¿Qué están diciendo los protagonistas?
¿Qué mensaje se está comunicando?
Con esta metodología, puedes encontrar la respuesta a todas tus dudas existenciales.
Dentro de ti.
¿Y cómo sabrás que es la correcta?
Permitiendo que sea la correcta.
Porque tú eres la autoridad suprema en tu propia materia existencial.
Tú decides.
Happy Trippin
¡¿Y qué hago con esta información?!
Agéndate un espacio esta semana para responder tus dudas existenciales.
Hazlo deliberado, disciplinado y no-negociable.
Enfréntate y pregúntate a ti, nadie más, y regálate los 3 permisos.
Disfruta ser tu propio oráculo.
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